Marta ya ha salido de la ducha, sale desnuda con solo una toalla rodeando su cuerpo. Se le nota cabreada aunque no entiendo por qué. Sus piernas torneadas, las gotas de agua que todavía cubren su piel, su melena cubierta por una toalla. No puedo evitarlo, cada vez que la veo me deja sin respiración y enfadada me gusta aún más. No sé si después de estar con ella me espera el infierno, pero no me importa porque cada vez que la veo creo estar en el paraíso.
MARTA
¡Esto es inaudito! No solo ha rechazado una jornada maratoniana entre las sábanas, sino que además, no conforme con eso, le pregunto que dónde vamos a ir no me lo dice y encima me echa en cara ¡que le he destapado por la noche! Eso no es verdad, o bueno, no al menos conscientemente. Creo que me he propasado con el portazo, pero es por su culpa. Por las mañanas me levanto siempre de mal humor, no suelo ser persona hasta que tomo un café y a pesar de eso, él que también tiene muy mal despertar por las mañanas, no ha hecho más que llevarme la contraria. Aunque bueno, pensándolo algo más calmada, tampoco ha sido para tanto... No obstante, me voy a hacer un poco la ofendida, quiero ver su reacción.
Salgo de la ducha más calmada y con un brillo malicioso en mis ojos. Si no quiere sexo, no tendrá sexo, eso sí voy a ser mala. Me anudo la toalla alrededor de mi cuerpo, tapa hasta algo más abajo de mis muslos y me pongo una toalla en el pelo. Con la excusa de que se me han olvidado las cremas en la habitación pienso contonearme todo lo que pueda, lo más cerca posible de él asegurándome que no me quite el ojo de encima. Si Carlos quiere jugar, jugaremos, pero lo haremos a mi manera.
Salgo de la ducha más calmada y con un brillo malicioso en mis ojos. Si no quiere sexo, no tendrá sexo, eso sí voy a ser mala. Me anudo la toalla alrededor de mi cuerpo, tapa hasta algo más abajo de mis muslos y me pongo una toalla en el pelo. Con la excusa de que se me han olvidado las cremas en la habitación pienso contonearme todo lo que pueda, lo más cerca posible de él asegurándome que no me quite el ojo de encima. Si Carlos quiere jugar, jugaremos, pero lo haremos a mi manera.
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Por cortesía de JL, fuente flickr |
—¿Así cómo?
—Pues como si me desnudaras con la mirada.
—Marta estás desnuda, tienes un cuerpo precioso y solo con verte mi entrepierna da saltos.
—Pues va a tener que esperar—. Se acerca sigilosamente a mí y empieza a soplar mi cuello, sabe que eso me encanta y quiere tema—. ¿No tenías tanta prisa?
—Sí, pero es que me ha surgido algo urgente...—dijo Carlos mientras un brillo de deseo aparecía en su mirada-.
—¿El qué?
—Desayunarte...—Susurró Carlos mientras me besaba el cuello por detrás y subía lentamente su mano por mi muslo—.
—Como tú me has dicho, es tentador, pero vayamos a hacer eso tan misterioso que quieres hacer - digo mientras me aparto sus manos de encima.-
—¿Puedo cambiar de planes?— murmura mimoso a mi espalda, mientras me coge sus manos y me arrima a su entrepierna—.
—¡No!— Espeto con rotundidad mientras me doy la vuelta y le miro.
—¿Y cómo sabes que tengo planeado hacer?
—No lo sé lo que quieres hacer, pero como tú has dicho antes no quiero quedarme en casa todo el día.
—Creo que voy a empezar a morderme la lengua de vez en cuando o a tener cuidado con lo que te digo...
—Deberías, Carlos, deberías. Recuerda que todo lo que digas, hagas o me imagino que digas o hagas podrá ser utilizado en tu contra y para mi propio beneficio. Privilegios de ser mujer. —Dije falsamente indignada, mientras me masajeaba los brazos embadurnados de crema.
—Está bien. — Levantó las manos en señal de rendición.— Ya verás cuando te pille con la guardia baja, vas a suplicarme el que esté entre tus piernas.
—Veremos, Carlos, veremos... Quizás quien me vuelva a suplicar seas tú.
—Me gustan los desafíos Marta, por eso estoy contigo - Y me plantó un beso apasionado en los labios que me cortó la respiración-.
—¿No ves? Te acabo de dejar jadeante y ahora si me disculpas, yo también entro en la ducha. - Se fue meneando las caderas. Se paró en la entrada del baño bajándose los pantalones y los calzoncillos del tirón. Y se me cortó la respiración.
CARLOS
Zas, la he dejado con un calentón aún mayor que el mío. Después de darle ese beso de película ,para rematarla, me he dado la vuelta, me he parado en la puerta del baño, me he quitado los calzoncillos junto con los pantalones y le he guiñado un ojo.
Sé que estaba siendo mala conmigo y he querido seguirla el juego. He hecho justo lo que esperaba que yo hiciera, ha creído ganarme el reto y lo iba haciendo, hasta que con mi gracia varonil la he dejado fuera de juego. No se esperaba esto último. Es más, como quiere jugar, me voy a poner su camisa favorita y los pantalones esos que me ajustan tan bien.
Sé de una que en Manzanares el Real va a estar suplicándome que la lleve a un hotel para terminar lo que hemos dejado a medias o quizás que nos escondamos en alguna almena a hacer eso que en el castillo seguro que llevan mucho tiempo sin hacer.
Una vez que salgo de la ducha y me arreglo voy a la cocina Marta ya ha preparado tostadas y café. Huele de maravilla, el olor del pan recién tostado y el de la mantequilla derretida inunda toda la estancia.
—Te has puesto esa camisa y esos pantalones... — murmuró embobada mientras me repasaba de arriba a abajo con la mirada mientras se mordía el labio inferior.
—Y tú ese vestido... — Mi mirada lujuriosa la desnudaba. —¡A la mierda! —.
Cogí a Marta entre mis brazos la subí en la encimera de la cocina y nos empezamos a besar apasionadamente. Reconozco haber perdido, pero, ¿por qué perder el tiempo en discusiones y en retos pudiendo hacerla mía ahora?
Le quite la americana que voló hasta el sofá, le baje las braguitas de encaje y sin el menor aviso me sumergí en ella. Teníamos prisa, desesperación. La necesitaba, nos necesitábamos, llevábamos más de doce horas sin hacer el amor y ya habíamos esperado demasiado.
Nos sobraba la ropa, me empezó a desabrochar la camisa con dedos temblorosos mientras yo la cogía en brazos para quitarle el vestido y el desabrocharle el sujetador. No sé cómo, pero me desabrochó el cinturón y me bajó los pantalones de golpe. Me dejó desnudo solo con los zapatos. La visión desde fuera debía ser bastante curiosa. Yo, desnudo con los zapatos puestos y con los calcetines subidos, ella también desnuda solo con las sandalias de cuña. Marta aunque de apariencia normal, para mí es una diosa y yo solo un hombre normal con mucha suerte. Esta mujer me va a matar.
MARTA
Carlos 1- 0 Marta.
No he podido evitarlo. Le he visto y se me he caído la baba y no que no era la baba. Os dije la otra vez que Carlos es un hombre normal y lo mantengo, pero es mi tentación. No os imagináis como le queda la camisa, se le ajusta perfectamente a su pecho, a sus brazos y le da un aspecto tan varonil, con ella puesta que parece un dandy. Y los pantalones... Babeo chicas, babeo... Se le ajustan a la cintura al culo y a bueno... ¡Ays! ¡Me encanta! Lo reconozco chicas, me encanta Carlos, me encanta por dentro y por fuera, con baba o sin baba, desnudo o vestido, me gusta entero y es solo mío. Así que chicas lo siento, a este le he cazado, si queréis otro como él seguir buscando aunque no creo que encontréis a otro hombre perfectamente imperfecto.
— ¡Oh, oh!
— Oh, oh, ¿qué?
— Huele a quemado, cariño, se me han quemado las tostadas...
— Bueno, no importa ha merecido la pena. — Dijo mientras salía de mi interior.
— Me voy a dar la segunda ducha del día y cuando salga me invitas a desayunar.
— Vale, guapa, te quiero. No tardes, que quiero llevarte a un sitio y vamos a coger el coche.
— ¡Vale!— Esta vez mi tono era divertido.
Dice que me va a llevar a un sitio, me encantaría ir a Manzanares el Real al ver el castillo, cuando salga de la ducha se lo sugeriré.
¡Ahora sí! Ahora sí ha empezado bien la mañana.
CONTINUARÁ...
¿Qué os ha parecido?
¡Muchas gracias por leerme! Espero ansiosa a leer vuestros comentarios.
—Como tú me has dicho, es tentador, pero vayamos a hacer eso tan misterioso que quieres hacer - digo mientras me aparto sus manos de encima.-
—¿Puedo cambiar de planes?— murmura mimoso a mi espalda, mientras me coge sus manos y me arrima a su entrepierna—.
—¡No!— Espeto con rotundidad mientras me doy la vuelta y le miro.
—¿Y cómo sabes que tengo planeado hacer?
—No lo sé lo que quieres hacer, pero como tú has dicho antes no quiero quedarme en casa todo el día.
—Creo que voy a empezar a morderme la lengua de vez en cuando o a tener cuidado con lo que te digo...
—Deberías, Carlos, deberías. Recuerda que todo lo que digas, hagas o me imagino que digas o hagas podrá ser utilizado en tu contra y para mi propio beneficio. Privilegios de ser mujer. —Dije falsamente indignada, mientras me masajeaba los brazos embadurnados de crema.
—Está bien. — Levantó las manos en señal de rendición.— Ya verás cuando te pille con la guardia baja, vas a suplicarme el que esté entre tus piernas.
—Veremos, Carlos, veremos... Quizás quien me vuelva a suplicar seas tú.
—Me gustan los desafíos Marta, por eso estoy contigo - Y me plantó un beso apasionado en los labios que me cortó la respiración-.
—¿No ves? Te acabo de dejar jadeante y ahora si me disculpas, yo también entro en la ducha. - Se fue meneando las caderas. Se paró en la entrada del baño bajándose los pantalones y los calzoncillos del tirón. Y se me cortó la respiración.
CARLOS
Zas, la he dejado con un calentón aún mayor que el mío. Después de darle ese beso de película ,para rematarla, me he dado la vuelta, me he parado en la puerta del baño, me he quitado los calzoncillos junto con los pantalones y le he guiñado un ojo.
Sé que estaba siendo mala conmigo y he querido seguirla el juego. He hecho justo lo que esperaba que yo hiciera, ha creído ganarme el reto y lo iba haciendo, hasta que con mi gracia varonil la he dejado fuera de juego. No se esperaba esto último. Es más, como quiere jugar, me voy a poner su camisa favorita y los pantalones esos que me ajustan tan bien.
Sé de una que en Manzanares el Real va a estar suplicándome que la lleve a un hotel para terminar lo que hemos dejado a medias o quizás que nos escondamos en alguna almena a hacer eso que en el castillo seguro que llevan mucho tiempo sin hacer.
Una vez que salgo de la ducha y me arreglo voy a la cocina Marta ya ha preparado tostadas y café. Huele de maravilla, el olor del pan recién tostado y el de la mantequilla derretida inunda toda la estancia.
—Te has puesto esa camisa y esos pantalones... — murmuró embobada mientras me repasaba de arriba a abajo con la mirada mientras se mordía el labio inferior.
—Y tú ese vestido... — Mi mirada lujuriosa la desnudaba. —¡A la mierda! —.
Cogí a Marta entre mis brazos la subí en la encimera de la cocina y nos empezamos a besar apasionadamente. Reconozco haber perdido, pero, ¿por qué perder el tiempo en discusiones y en retos pudiendo hacerla mía ahora?
Le quite la americana que voló hasta el sofá, le baje las braguitas de encaje y sin el menor aviso me sumergí en ella. Teníamos prisa, desesperación. La necesitaba, nos necesitábamos, llevábamos más de doce horas sin hacer el amor y ya habíamos esperado demasiado.
Nos sobraba la ropa, me empezó a desabrochar la camisa con dedos temblorosos mientras yo la cogía en brazos para quitarle el vestido y el desabrocharle el sujetador. No sé cómo, pero me desabrochó el cinturón y me bajó los pantalones de golpe. Me dejó desnudo solo con los zapatos. La visión desde fuera debía ser bastante curiosa. Yo, desnudo con los zapatos puestos y con los calcetines subidos, ella también desnuda solo con las sandalias de cuña. Marta aunque de apariencia normal, para mí es una diosa y yo solo un hombre normal con mucha suerte. Esta mujer me va a matar.
MARTA
Carlos 1- 0 Marta.
No he podido evitarlo. Le he visto y se me he caído la baba y no que no era la baba. Os dije la otra vez que Carlos es un hombre normal y lo mantengo, pero es mi tentación. No os imagináis como le queda la camisa, se le ajusta perfectamente a su pecho, a sus brazos y le da un aspecto tan varonil, con ella puesta que parece un dandy. Y los pantalones... Babeo chicas, babeo... Se le ajustan a la cintura al culo y a bueno... ¡Ays! ¡Me encanta! Lo reconozco chicas, me encanta Carlos, me encanta por dentro y por fuera, con baba o sin baba, desnudo o vestido, me gusta entero y es solo mío. Así que chicas lo siento, a este le he cazado, si queréis otro como él seguir buscando aunque no creo que encontréis a otro hombre perfectamente imperfecto.
— ¡Oh, oh!
— Oh, oh, ¿qué?
— Huele a quemado, cariño, se me han quemado las tostadas...
— Bueno, no importa ha merecido la pena. — Dijo mientras salía de mi interior.
— Me voy a dar la segunda ducha del día y cuando salga me invitas a desayunar.
— Vale, guapa, te quiero. No tardes, que quiero llevarte a un sitio y vamos a coger el coche.
— ¡Vale!— Esta vez mi tono era divertido.
Dice que me va a llevar a un sitio, me encantaría ir a Manzanares el Real al ver el castillo, cuando salga de la ducha se lo sugeriré.
¡Ahora sí! Ahora sí ha empezado bien la mañana.
CONTINUARÁ...
¿Qué os ha parecido?
¡Muchas gracias por leerme! Espero ansiosa a leer vuestros comentarios.
Las armas de mujer, nunca fallan !!
ResponderEliminarSin embargo, es curioso cómo la percepción de una misma escena, cambia si eres hombre o si eres mujer...y tú lo has plasmado perfectamente !!
Besos y gracias por esta nueva entrega !
Sí la manera que tenemos las mujeres de tergiversar las cosas, o más bien ellos, de no entender nada, es lo que quería mostrar en esta entrega. Muchas gracias por comentar Maribel. Un abrazo.
EliminarJAJAJAJ me gusta mucho como se pican ^^ sigo atenta la historia ^^
ResponderEliminar¿Sí? Me alegro ;). Muchas gracias por seguir esta historia de cerca. Un abrazo guapa.
Eliminar¡Pero que jueguitos! me ha encantado, ese par son tal para cual y tu, guapa, escribes de maravilla, esa forma de narrar en primera persona desde dos puntos de vista es complicado a veces. Aquí seguiré pendiente.
ResponderEliminarBesos
Muy bueno me encanta que lo cuenten entre los dos <3
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