Propongo un brindis― Dije para relajar el ambiente.―Por Marta, mi maravillosa novia, que pronto se convertirá en mi mujer. Nada me hace más feliz que estar a su lado y me da igual si nos casamos, hoy, mañana o dentro de un año, ella está hecha para mi y yo para ella, sin ella, no tendría sentido mi existencia. Me atrevo a decir delante de todos vosotros y firmemente convencido que la amo y sé que el sentimiento es mutuo. ― La sonreí y se relajó.
― Gracias mi amor. Yo también te amo, pero vayamos despacio, ¿vale?
― Lo que tú digas, si tú eres feliz, yo más. ― Sonaban voces de fondo.
― ¡Iros a un hotel!.
― ¡Que grima dais!
― Ay que lloro, Felipe, ¡que la niña se nos casa!
― Sí ―sonó una voz llorosa.
― ¡Nuestro niño, Juan, nuestro niño!
― Carla, que tiene veintiocho años...
― Si parece que fue ayer cuando le llevé por primera vez al cole de la mano mientras se sorbía los mocos porque no quería entrar...
― Carla...
CARLOS
Le he pedido millones de veces disculpas a Marta.
Lo llamo día C, porque fue una cagada. Fue una cagada pedirle a Marta que se casara conmigo delante de nuestras familias, sin que ella supiera nada. Fue una cagada el que todos menos ella sacáramos el móvil para organizar una boda con una semana de antelación. Fue una cagada el anillo, el que mi madre no me diera el suyo, el que los camareros aplaudieran y el que el resto de comensales no se perdieran detalle. Todo.
Cuando el día C, llegamos a casa después de cenar Marta fue corriendo a la habitación, cogió el pijama y se encerró en el baño, sin casi mediar palabra conmigo. Esa noche no hubo ni merengue, ni chocolate, ni fresas, ni nada. Esa noche cuando Marta se metió en la cama estaba helada, pero no se acercó a mi, me sentía culpable por haber organizado todo. Le rocé la espalda con el dedo y se apartó, fingió estar dormida. Sé que fingía estarlo porque cuando se duerme un suave roce nunca la despierta. Quería hablar con ella, quería mirarle a los ojos, besarla y pedirle perdón con mi cuerpo y con mi alma.
Me tumbé boca arriba pensando en todo el día. Que estúpido fui. El día había sido perfecto y lo estropee. Me incorporé un poco, me sujeté la cabeza mientras tenía el codo apoyado en la almohada. Velé su sueño, contemplé como su pecho se movía despacio arriba y abajo, el ligero movimiento de sus pestañas y sus labios ligeramente abiertos. En ese instante me enamoré un poco más de ella. Es preciosa. Es perfecta. Es mía. La amo.
MARTA
¡No he pasado más vergüenza en mi vida! No tenía ni idea que algo que a priori es romántico, tierno, conmovedor y bonito... Se fuera a convertir en un circo en pleno restaurante.
¡Ya no podemos volver!
Me sentí como un bufón dando un espectáculo por el que no me habían pagado y que además no tenía gracia. Os juro que cuando vi a todo el mundo con el móvil organizando mi vida lo único que querría haber hecho era salir huyendo. Me quedé porque sé que de no haberlo hecho llevaría ahora mismo un anillo de casada en mi dedo y mi boda habría sido algo así como un circo...
Os confieso una cosa, así entre nosotras que hay confianza y que sé que no vais a contarle nada a Carlos... ¡No aguanto a mi suegra! Es absolutamente insoportable. Sé que no me considera lo suficientemente buena para su hijo y yo tampoco la considero lo suficientemente buena para ser su madre. Es una bruja. El día que la conocí fue gélida, me dio dos besos al aire y me dirigió una mirada que me radiografió entera, me pregunto si mis órganos serán de su gusto o eso tampoco le gusta de mi.
Ya estamos en Houston, el viaje desde Madrid fue largo y pesado. Cuando llegamos al aeropuerto tuvimos que pasar los controles de inmigración, presentar el ESTA y dar miles de explicaciones de por qué estábamos en el país, entiendo que es por razones de seguridad y eso ayuda a prevenir atentados, pero no deja de ser algo pesado.
De momento nos hemos alojado en un hotel cerca del hospital en el que van a tratar, el Texas Medical Center.
Mi médico de Madrid me aconsejó este hospital porque son especialistas en mi enfermedad, la Machado- Joseph. Sí así se llama mi enfermedad. Cuando me la diagnosticaron al principio no le di mucha importancia, el nombre me pareció curioso y me empecé a preguntar quién le habría puesto ese nombre, hasta que vi la cara del doctor. En su mirada vi que algo iba mal. Con una voz delicada y comprensiva me dijo que era incurable, al menos en España, y que quizás en Houston podrían hacer algo, sabía de una terapia nueva que habían probado con ratones que había dado resultados esperanzadores. Por eso estamos aquí. Venimos en busca de ayuda, en busca de una solución. No me quiero morir y tampoco quiero parecer un objeto inservible. Quiero vivir. Tengo que vivir. Voy a vivir.
—Si fuera un yanki te diría eso de "un dolar por tus pensamientos", como no lo soy, prometo darte un beso de película si me los cuentas —dice Carlos mientras me sonríe.
—Estoy nerviosa. Expectante. No sé que va a pasar, cuánto tiempo tendremos que estar aquí. Me siento muy desorientada. Perdida...
—Ven aquí —suspira mientras me pasaba el brazo izquierdo detrás de mi cuello y me atrajo hacia él—Te has merecido ese beso —y me besa como si la vida le fuera en ello.
Cuando me recupero del beso estamos enfrente de la puerta del hospital y el taxista no hace más que toser fingidamente para que nos demos cuenta de que ya hemos llegado. Carlos saca la cartera de la americana y paga con tarjeta. Le da una generosa propina de veinte dólares por un viaje que apenas llegaba a los quince.
—Tenga por las molestias— Le ofrece al taxista. Este la acepta más que satisfecho y nos deseó un buen día.

A pesar de que hace mucho viento, nos paramos un momento delante de la puerta del hospital y admiramos el edificio imponente que tenemos enfrente de nosotros. Es un edificio imponente de ladrillo marrón y cristales ahumados. Le echo un breve vistazo y mi instinto de interiorista le calcula unas cuarenta plantas. Esta será a partir de hoy mi segunda casa.
Un ligero olor a hospital nos saca de la ensoñación, es el momento de entrar. De nada serviría retrasar más un momento inevitable.
Un ligero olor a hospital nos saca de la ensoñación, es el momento de entrar. De nada serviría retrasar más un momento inevitable.
Entramos en el edificio y preguntamos a una mujer que había en recepción.
—Buenos días, mi nombre es Marta Fernández, tengo cita con el doctor Ryan Smith a las once.
—Un momento por favor —murmura mientras teclea algo en el ordenador— ¿Pueden facilitarme sus pasaportes para comprobar la identidad?
—Sí por supuesto aquí tiene —le doy el mío mientras Carlos se saca el suyo del bolsillo de la americana —Aquí tiene el de él —le ofrezco.
—¿Qué relación tiene con la paciente? —pregunta la secretaria.
—Soy su prometido.
—¿Están solteros entonces, no? —insiste la secretaria en la pregunta.
—Sí —responde Carlos incómodo.
—Señora Fernández, entonces le autoriza para que pueda entrar a visitarla siempre que esté aquí, ¿verdad? —Me están empezando a molestar tantas preguntas...
—¡Por supuesto! —exclamo algo alterada por tanta pregunta estúpida—Perfecto.Ascensordeladerechaplantatreintaydos.Cuandosalgandelascensorcontinúenrectoporunpasillolargohastaqueveanunmostrador, preguntenallíporeldespachodelseñorSmith —habla rápido y solo respira después de acabar la última letra.
—¿¡Perdón!?¿Puede repetirlo más despacio? —Digo algo alterada. Tanto preguntar no sé muy bien para qué para luego dar la información como si le hubieran dado al botón de avance rápido.
—Sí —dice con una mueca desprecio en su cara —Ascensor-de-la-derecha-planta-treinta-y-dos. Cuando-salgan-del-ascensor-continúen-recto-por-un-pasillo-largo-hasta-que-vean-un-mostrador-pregunten-allí-por-el-despacho-del-señor-Smith.
—Gracias, hasta luego —se despide Carlos mientras tiraba ligeramente de mi mano. Que sabe que como me quede aquí dos minutos más me acabarán llevando a comisaria por arrancarle los ojos a la pelandusca de la secretaria. Esa mujer tiene cara de malfo.... malhablada. Es una malhablada. Si estuviéramos en España le plantaba daba dos guantazos en la cara por estúpida e impertinente. Soy una señora, pero con amargadas como esa me sale el instinto barrio-bajero que tengo.
No nos cuesta mucho encontrar el despacho del doctor. Está justo enfrente del mostrador de recepción que nos había dicho la malfo... la malhablada. Carlos golpea ligeramente la puerta del despacho y se oyen unos pasos que se acercan a la puerta. Estiro la espalda y levanto la cara justo en el momento en el que un auténtico Adonis abre la puerta.
¡Hasta aquí el post de hoy! Espero que os haya gustado esta nueva entrega de "te amo, amor". Espero ansiosa a leer vuestros comentarios :)
Yo ya lo había leído xD y creo recordar haber vito la foto en la siguiente jajajajajja
ResponderEliminarComo nos dejas en ese momento tan a la espera!!
Jajajajaj sí, digamos que el sábado pasado tuve un pequeño lapsus xD.
EliminarOs dejo tan a la espera porque ese "Adonis" va a dar mucho de qué hablar. El viernes que viene os lo presento :). Gracias por comentar Estefanía. Un abrazo.
O.o quiero maaaas! Aparte de esto te he nominado a un premio con mucho amor <3 http://loslibrosdelorenna.blogspot.com.es/2015/01/liebster-award.html
ResponderEliminar¡Pues habrá más! Ya tengo escritos los capítulos diez y once. El doce lo estoy empezando a escribir :P. Muchísimas gracias por la nominación
Eliminaruuuu no nos dejes asíii!!!! quiero máaas <3
ResponderEliminarJajajaja ¡gracias! ¡habrá más... Mucho más! Un abrazo.
EliminarQue me sudan las manos de solo imaginar lo que sucederá. Quedo a la espera, guapa
ResponderEliminarBesos
Jajajajaja, ¡me pones colorada con tu comentario! ¡Muchas gracias! Un abrazo.
EliminarEsa enfermedad, ¿existe de verdad ? Porque es la primera vez que leo ese nombre...y ay, ese Adonis, miedo me da....que le estoy cogiendo mucho cariño a Carlos, aunque no sea perfecto....!
ResponderEliminarBesos !
Hola Maribel sí que existe mira es esta: http://espanol.ninds.nih.gov/trastornos/Enfermedad_de_Machado-Joseph.htm . Por recomendación de Alexandra Manzanares busque una enfermedad rara, y entre las que encontré, pensé que esta era la que mejor se podía adaptar al estado de ánimo en el que se encuentra Marta :).
EliminarTe entiendo lo que te pasa con Carlos. Es un personaje que me encanta, me tiene enganchada xD, en los próximos capítulos veréis por qué ;).
Un abrazo enorme Maribel.
Qué fuerte....gracias por la información !
EliminarUn beso !