En el capítulo anterior...
El camarero nos dirigió a nuestra mesa de siempre en la que además estaban sentados, mis hermanos, mis madres y los padres de Carlos. Sin saber muy bien cómo ni por qué, Carlos tenía una rodilla en el suelo, con una cajita azul en la mano.
―Marta, el motivo de estar raro estos días y el por el que está nuestra familia aquí es porque quería darte esto. ¿Quieres casarte conmigo?
MARTA
No me lo esperaba. Sinceramente, no creía que justo en este momento de nuestras vidas en el que la vida está a punto de cambiarnos radicalmente se atreviera a dar el paso.
Cuando vi a su familia y a la mía y le vi arrodillado con una cajita entre las manos pensaba que todo era una broma. Carlos no tendría porque jugar con eso y menos en este momento, pero fue lo que pensé.
Me quedé unos momentos callada. Miré estupefacta a mi madre, a mi hermana, a mi hermano, a sus padres, a los camareros y así uno a uno hasta que miré a Carlos, tenía una sonrisa resplandeciente y debido a que tardaba en contestar estaba empezando a torcer el gesto, cuando dije que sí los clientes del restaurante, que no se estaban perdiendo ni un solo detalle de la escena, empezaron a aplaudir y a sonar vítores. Le di un beso y me disculpé un momento para ir al baño. Y aquí estoy ahora, encerrada en una cabina, con sudores fríos, agobiada y por qué no decirlo, un tanto asustada.
¿Qué he hecho? ¿Por qué he dicho que sí? A ver, no es que no quiera casarme con Carlos, que sí que quiero, pero ¿por qué ahora? ¿Por qué ahora que nos vamos a Houston la semana que viene? ¿Y cuándo quiere que sea la boda? ¿¡Mañana, pasado, el día antes de marcharnos!? ¡Pero si es que hay mil cosas que preparar todavía! ¡Dios santo! No puedo... No puedo casarme, no ahora, no al menos hasta que supere la enfermedad si es que lo hago...
Ahora entiendo todo. Entiendo la insistencia en que me fuera con Daniela al spa, entiendo que ella insistiera en ir a comer y después de compras.... Bueno, para ser sincera, la idea de las compras no fue de ella, sino mía, así que supongo que ayudé a Carlos sin ni siquiera saberlo.
Me miro el anillo, es bonito, pero me resulta ajeno, no pega en mi dedo, creo que no estoy preparada, pero después de todo, ¿quién está preparado para casarse? Bueno, voy a volver a la mesa, diré que me ha impresionado tanto, que me he mareado un poco, pero que estoy bien, aunque lo que tengo realmente es un ataque de pánico.
Abro la puerta del baño, me mojo las muñecas y la nuca, me miro al espejo, ¡esa mujer blanca y con la cara desencajada soy yo!. Marta te casas, es lo que siempre has querido, lo que siempre has soñado desde pequeña, es cumplir tu sueño aunque obviamente en otras circunstancias...
Saco la polvera del bolso de mano y me aplico brillo de los labios. Ya estoy mejor, puedo salir del baño, voy a ello.
CARLOS
―¿Cariño estás bien? ―Marta sigue algo pálida y con una sonrisa un poco forzada.
―Sí cielo, me has sorprendido. ¡No me lo esperaba!
―Marta, ¿en serio que no te lo esperabas? ¿No te diste cuenta de las señales? ¿Spa, compras, comida...? ―Dice Daniela.
―Eso lo hemos hecho muchas veces...
―Ya, pero esta vez era muy evidente. Si hasta Carlos tenía el libro que fingía estar leyendo al revés cuando llegaste a casa...
―¿Y tú como sabes eso?
― Nos lo ha dicho él. ―Apunta mi cuñada señalándome―.
―Llegados a este punto, ¿cuándo queréis casaros? ―pregunta Carla, mi madre.―
―Carla, tu hijo me acaba de pedir que me case con él, creo que no hemos tenido tiempo todavía de hablarlo.
―¿Es cierto,quieres que nos casemos el sábado que viene? Después de todo sale el vuelo el lunes a primera hora y tengo un amigo de la infancia que es juez, a lo mejor podría casarnos... ―Sugiero yo.
―¿¡Qué!? Creo que eso es un poco precipitado...―Marta está empezando a alterarse y a quedarse de nuevo blanca―.
―Sí es precipitado― Añade Manuela, mi suegra.― Pero es tan romántico... Una maravillosa locura. Te podrías casar con mi vestido de novia, a tu edad tenía la misma talla y es precioso.
―¡Eso sería perfecto!―Confirma mi madre.
―Marta, empezaré a mandar whatsapps a tus primos y a los tíos aunque viven fuera de Madrid, creo que podrían venir el fin de semana que viene. ―sugiere Felipe, mi suegro.
―¡Sí yo haré lo mismo con tus tíos y con tus primos! ―concluye mi padre, Juan.
―Voy a avisar a tus amigas de cuando eras pequeña y de cuando ibas a la universidad para que te hagan una despedida de soltera para el jueves.―Indica Daniela mientras sacaba el móvil.
―Tengo un amigo de la universidad que organiza bodas, le voy a llamar. Seguro que puede echarnos una mano. Me debe un par de favores ― dice Tomás, mi cuñado.
De un momento a otro, todos los comensales de la mesa teníamos el móvil en la mano, llamando, mandando whatsapps y escribiendo e-mails... Todos, menos Marta.
―¿¡Pero quién coño os creéis que sois para organizar mi boda!?― Grita Marta―¿¡Es que os habéis vuelto todos locos!?, ¿¡o la loca soy yo!?
―¡Pero hija, es que una boda no se organiza de un día para otro y tenemos tan poco tiempo antes de que os marchéis!...―Nos excusa mi suegra.
―¡Mamá, papá, Tomás, Daniela, Carla, Juan, Carlos! Dejad el móvil encima de la mesa ¡AHORA!―Se hizo un silencio en el restaurante. ―Carlos y yo no nos vamos a casar antes de volver de Estados Unidos. Quiero disfrutar del proceso de organizar la boda y no quiero que vosotros me la organicéis mientras yo soy una simple espectadora de todo. Así que por favor, escuchadme. Me parece bien ir mirando sitios para celebrar la ceremonia, ir avisando a las familias, a los amigos y el mirar sitios de celebración, pero todavía no podemos poner fecha y menos cuando estamos a poco más de una semana de irnos a Houston. ¿De acuerdo? ―Enfatiza algo más tranquila.― Y ahora si no os importa, vamos a disfrutar de este maravilloso restaurante que tiene una carta exquisita en el que sin duda destaca la crostata.― Se empieza a sentar cautelosamente en la silla que estaba a mi lado.
―Quien toque el móvil paga la cena de todos, ¿de acuerdo?―Mientras ponía una cara inquisitiva para ver si alguien se atrevía a desafiarle
―Hija, creo que no hace falta llegar a ese extremos. Sabes de sobra que yo iba a pagar la cena― dice mi suegro.
―Ah, no no no no...De ninguna manera, ¡la cena la pago yo, que para eso soy el padre del novio!― interrumpe mi padre.

―Hija, creo que no hace falta llegar a ese extremos. Sabes de sobra que yo iba a pagar la cena― dice mi suegro.
―Ah, no no no no...De ninguna manera, ¡la cena la pago yo, que para eso soy el padre del novio!― interrumpe mi padre.
―Bueno, mejor dejemos las cuentas para luego, ya discutiremos más tarde quién paga qué y por qué. Propongo un brindis― quise para relajar el ambiente.―Por Marta, mi maravillosa novia, que pronto se convertirá en mi mujer. Nada me hace más feliz que estar a su lado y me da igual si nos casamos, hoy, mañana o dentro de un año, ella está hecha para mi y yo para ella, sin ella, no tendría sentido mi existencia. Me atrevo a decir delante de todos vosotros y firmemente convencido que la amo y sé que el sentimiento es mutuo. ―La sonrío y se relaja súbitamente.
―Gracias mi amor. Yo también te amo, pero vayamos despacio, ¿vale?
―Lo que tú digas, si tú eres feliz, yo más. ― Suenan voces de fondo.
―¡Iros a un hotel!.
―¡Que grima dais!
―Ay que lloro, Felipe, ¡que la niña se nos casa!
―Sí. ― Oigo una voz llorosa.
―¡Nuestro niño, Juan, nuestro niño!
―Carla, que tiene veintiocho años...
―Sí, pero parece que fue ayer cuando le llevé por primera vez al cole de la mano mientras se sorbía los mocos porque no quería entrar...
―Carla...
CONTINUARÁ...
¡Hasta aquí el post de hoy! Espero que os haya gustado esta nueva entrega de "te amo, amor". Espero ansiosa a leer vuestros comentarios :)
jajajajaj me he reído muchísimo en la última parte. es que la familia es la familia ni modo. Pero también iba a explotar con todos delegándose las tareas de la boda ¡POR DIOS!
ResponderEliminarA mi me da por pensar que Carlos se decidió a casarse mas por la situación de Marta y por el tiempo en contra...No sé.
Está buenísima!
Carlos decide casarse con ella porque tiene miedo, está asustado y siente como dando un paso más en la relación como que se blindan mutuamente y ya no puede pasar nada malo. Eso sí creo que eligió un mal momento. Ya se sabe los hombres y sus ideas locas.
EliminarA Marta le sobrepasa la situación, se agobia y claro explota, aunque con una suegra así.... Ya leeréis más de ella :P. Muchas gracias por comentar. Un abrazo
Ooooh! Que boniiiitooooooo, mañana leeré todos los capítulos, este me ha dejado anonadada.
ResponderEliminarBesos
Hola Lorenna,pues si este te ha parecido bonito, los anteriores son muy románticos. Carlos, ese hombre perfectamente imperfecto, a Marta y a mi nos tiene enamoradas, espero que a ti también lo haga. Un abrazo.
EliminarMenuda se ha liado en en restaurante, jajaja !! Todos histéricos y Marta la que más, pero a su manera !!
ResponderEliminarGracias por la nueva entrega !
Besitos !
Sí Marta está en ese momento de "tierra trágame". Menuda locura. Me imagino que me pasa a mi eso y no me ven más el pelo, adelanto el vuelo a Houston con tal de salir huyendo xD. Gracias a ti Maribel. Un abrazo.
Eliminarjajaja muy buen punto!!!
ResponderEliminaraiiss qué ganas de otro <3
Me alegro de que te gustara Happiness Life. El viernes hay otro, y la historia empieza a cambiar. ¿Qué pasará?. :P. Un abrazo.
Eliminarjajajaja me alegro tanto de que los haya puesto en su sitio... porque yo me estaba cabreando cada vez más y casi grito yo en mi casa xD
ResponderEliminarJajajajaja ¿verdad? Yo me agobiaba solo de escribirlo. Marta tiene mucho carácter y si tiene que dar un grito lo da :P. Un abrazo guapa
Eliminar