No nos costó mucho encontrar el despacho del doctor. Estaba justo enfrente del mostrador de recepción que nos había dicho la mal... la malhablada. Carlos golpeó ligeramente la puerta del y se oyeron como unos pasos se acercaban a la puerta. Erguí la espalda y levanté la cara, justo cuando lo hacía un auténtico adonis abrió la puerta.
MARTA
Ese adonis no era otro que el que iba a ser mi médico. Entro en la sala y no puedo evitar hacerle una radiografía como la que me hizo mi suegra el día que la conocí, solo que dudo que fuera tan placentera como la mía.
Veo una mujer, lleva bata blanca, supongo que es otra doctora. Me vuelvo a fijar en el hombre que tengo delante y no puedo evitar pensar que el doctor Smith es el hombre más guapo que he visto en mi vida.
Rubio, ojos azules, boca perfecta, sonrisa arrebatadora. Calculo que medirá un metro noventa. La bata blanca de médico le marca los músculos de los hombros y los bíceps. La camisa azul que lleva debajo abierta hasta el tercer botón la lleva metida por dentro de los pantalones negros que se ajustan a sus torneadas piernas. Es imponente. si estuviera aquí mi hermana ya se habría mordido el labio y le habría puesto la mirada lobuna.
Me doy cuenta de que tengo al lado a Carlos y al segundo me encuentro mal. Soy una zorrasca. No está bien que haga esto. Afortunadamente Carlos ha entrado en la consulta y no se ha dado cuenta de nada.
El despacho hace esquina y está acristalado. En el centro de hay una mesa central de madera oscura con dos sillas enfrente. Una camilla separada por un biombo, está situada a derecha. A la izquierda de la mesa hay dos sofás de piel clara con una mesita baja de cristal en el centro. Encima tiene algunas revistas de medicina. Hay cuadros de estilo abstracto en las paredes y una escultura de un autor que no reconozco en una esquina. El despacho despacho en su conjunto da la sensación de grandeza, de poder, sin duda, las vistas contribuyen a ello. Me intimida. No sé por qué.
—Buenos días mi nombre es Lucinda Choo —Dijo mientras me tendió la mano— Junto con el doctor Smith me voy a encargar de su caso.
—Encantada, mi nombre es Marta y él es Carlos mi prometido.
—¿Están nerviosos? —Preguntó el doctor Smith.
—La verdad, un poco—reconoció Carlos—Estamos muy preocupados. En España no nos dieron muchas esperanzas de que Marta se curara y aunque tenemos muchas ganas, de que empiece el tratamiento tenemos mucho miedo.
—Es normal —intervino la doctora Choo —A día de hoy es incurable, pero los resultados en ratones son esperanzadores. No es una enfermedad mortal de necesidad, pero sí que impacta mucho.
—Sí—digo—. Recuerdo estar un día trabajando en el ordenador, cuando de repente vi que en la mano derecha se me había girado, los dedos se tensaron y un hormigueo en todo el cuerpo. A los pocos segundos mi cuerpo perdió el control, la cintura se me me empezó a girar y las piernas se resbalaron y caí al suelo. Menos mal que estaba Carlos en casa. No podía hacer nada, no podía llamar a la ambulancia. Cuando llegaron los médicos me pincharon un relajante muscular y me recomendaron que fuera a preguntar al especialista. Me hizo una serie de pruebas y me dio el diagnóstico. De eso hará unos dos meses. En este tiempo nos hemos dedicado a organizar el viaje y a hacer todos los trámites necesarios, avisar en el trabajo y demás. No hemos podido venir antes.
—Sí ese es el procedimiento correcto. Veo que la buena fama de la sanidad española está más que justificada. Sus médicos son excelentes, pueden estar orgullosos de ellos, están en las mejores manos. —Apunta el doctor Smith.
—Sí, lástima que los buenos profesionales de nuestro país se tengan que ir. Si prácticamente sin medios hacen grandes cosas, con los sueldos adecuados harían milagros. —Continua Carlos.
—Bueno volviendo al tema. Marta, tenemos que hacerte unas pruebas más. Inicialmente, el tratamiento durará unas doce semanas. Según la evolución, el tratamiento podrá durar algo más o incluso algo menos. En cualquier caso, me ocuparé personalmente de que estés lo más cómoda posible. —Noté como el doctor Smith me desnudaba con la mirada mientras me lo decía, aunque nada se dejaba entrever en el tono. De repente empecé a notar mucho calor. Creo que han subido la calefacción— La doctora Choo se encargará de tu evolución psicológica. Es necesario que te mantengas fuerte mentalmente. Algunos ejercicios serán muy dolorosos, pero merecerá la pena. ¿Piensan tener hijos?
— Sí — responde Carlos ilusionado— Tenemos muchas ganas de formar una familia. De hecho, en cuanto podamos volver a España y Marta esté recuperada, nos casaremos y después queremos tener tres hijos —Tengo la sensación de que Carlos está intentando marcar el territorio.
—¡Eso es fantástico! —exclama la doctora Choo— Es una gran noticia porque Marta va a tener cuatro buenos motivos por los que recuperarse. Tranquila cielo, irá todo bien —me extendió su mano afable, como un gesto cariñoso—.
—Gracias —sonrío— Estamos muy contentos, la verdad.
—Mi opinión como médico es que creo que Marta que debería empezar con el tratamiento lo antes posible. Mañana tengo un hueco a las nueve de la mañana, para hacerte un escáner. Aunque las pruebas que me ha mandado tu médico son muy completas, prefiero repetirlas aquí de nuevo y hacer otras que pueden ayudarnos a tratar de fondo el problema. Después, a la vista de las pruebas te acompañaré a la sala de fisioterapia donde conocerás al resto del equipo que te va a tratar y te explicarán cómo van a trabajar contigo. No sé si la doctora Choo tendrá algo más que decir —el doctor Smith se dirigió a su compañera de profesión.
—Las sesiones inicialmente serán los jueves de tres a cuatro y media de la tarde. —mira su agenda.
—En ellas repasaremos cómo está yendo la semana y cómo te encuentras. Después te podrás ir a casa con Carlos. Si en cualquier momento crees que es necesario que nos veamos más a menudo, házmelo saber lo antes posible, así podremos cuadrar el resto de médicos que te vamos a tratar los horarios y los pacientes.
—Muy bien. Estupendo gracias —digo.
—¿Tenéis algún tipo de duda, algo que no les haya quedado claro...? —Pregunta el doctor Smith.
—Yo no tengo dudas cariño —me mira Carlos mientras lo dice.
—Yo tampoco —respondo.
—Entonces, Marta te veo mañana. Os acompaño al despacho de mi secretaria para que terminéis con todo el papeleo. Hasta mañana—el doctor Smith me da la mano para despedirse, noto un hormigueo en los dedos. Y otra vez la mirada intensa del doctor Smith.
CONTINUARÁ
¡Hasta aquí el post de hoy! Espero que os haya gustado esta nueva entrega de "te amo, amor". Espero ansiosa a leer vuestros comentarios :)
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El doctor Ryan Smith (Andrew Stetson) |
Veo una mujer, lleva bata blanca, supongo que es otra doctora. Me vuelvo a fijar en el hombre que tengo delante y no puedo evitar pensar que el doctor Smith es el hombre más guapo que he visto en mi vida.
Rubio, ojos azules, boca perfecta, sonrisa arrebatadora. Calculo que medirá un metro noventa. La bata blanca de médico le marca los músculos de los hombros y los bíceps. La camisa azul que lleva debajo abierta hasta el tercer botón la lleva metida por dentro de los pantalones negros que se ajustan a sus torneadas piernas. Es imponente. si estuviera aquí mi hermana ya se habría mordido el labio y le habría puesto la mirada lobuna.
Me doy cuenta de que tengo al lado a Carlos y al segundo me encuentro mal. Soy una zorrasca. No está bien que haga esto. Afortunadamente Carlos ha entrado en la consulta y no se ha dado cuenta de nada.
El despacho hace esquina y está acristalado. En el centro de hay una mesa central de madera oscura con dos sillas enfrente. Una camilla separada por un biombo, está situada a derecha. A la izquierda de la mesa hay dos sofás de piel clara con una mesita baja de cristal en el centro. Encima tiene algunas revistas de medicina. Hay cuadros de estilo abstracto en las paredes y una escultura de un autor que no reconozco en una esquina. El despacho despacho en su conjunto da la sensación de grandeza, de poder, sin duda, las vistas contribuyen a ello. Me intimida. No sé por qué.
—Buenos días mi nombre es Lucinda Choo —Dijo mientras me tendió la mano— Junto con el doctor Smith me voy a encargar de su caso.
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La doctora Lucinda Choo (Sandra Oh) |
—¿Están nerviosos? —Preguntó el doctor Smith.
—La verdad, un poco—reconoció Carlos—Estamos muy preocupados. En España no nos dieron muchas esperanzas de que Marta se curara y aunque tenemos muchas ganas, de que empiece el tratamiento tenemos mucho miedo.
—Es normal —intervino la doctora Choo —A día de hoy es incurable, pero los resultados en ratones son esperanzadores. No es una enfermedad mortal de necesidad, pero sí que impacta mucho.
—Sí—digo—. Recuerdo estar un día trabajando en el ordenador, cuando de repente vi que en la mano derecha se me había girado, los dedos se tensaron y un hormigueo en todo el cuerpo. A los pocos segundos mi cuerpo perdió el control, la cintura se me me empezó a girar y las piernas se resbalaron y caí al suelo. Menos mal que estaba Carlos en casa. No podía hacer nada, no podía llamar a la ambulancia. Cuando llegaron los médicos me pincharon un relajante muscular y me recomendaron que fuera a preguntar al especialista. Me hizo una serie de pruebas y me dio el diagnóstico. De eso hará unos dos meses. En este tiempo nos hemos dedicado a organizar el viaje y a hacer todos los trámites necesarios, avisar en el trabajo y demás. No hemos podido venir antes.
—Sí ese es el procedimiento correcto. Veo que la buena fama de la sanidad española está más que justificada. Sus médicos son excelentes, pueden estar orgullosos de ellos, están en las mejores manos. —Apunta el doctor Smith.
—Sí, lástima que los buenos profesionales de nuestro país se tengan que ir. Si prácticamente sin medios hacen grandes cosas, con los sueldos adecuados harían milagros. —Continua Carlos.
—Bueno volviendo al tema. Marta, tenemos que hacerte unas pruebas más. Inicialmente, el tratamiento durará unas doce semanas. Según la evolución, el tratamiento podrá durar algo más o incluso algo menos. En cualquier caso, me ocuparé personalmente de que estés lo más cómoda posible. —Noté como el doctor Smith me desnudaba con la mirada mientras me lo decía, aunque nada se dejaba entrever en el tono. De repente empecé a notar mucho calor. Creo que han subido la calefacción— La doctora Choo se encargará de tu evolución psicológica. Es necesario que te mantengas fuerte mentalmente. Algunos ejercicios serán muy dolorosos, pero merecerá la pena. ¿Piensan tener hijos?
— Sí — responde Carlos ilusionado— Tenemos muchas ganas de formar una familia. De hecho, en cuanto podamos volver a España y Marta esté recuperada, nos casaremos y después queremos tener tres hijos —Tengo la sensación de que Carlos está intentando marcar el territorio.
—¡Eso es fantástico! —exclama la doctora Choo— Es una gran noticia porque Marta va a tener cuatro buenos motivos por los que recuperarse. Tranquila cielo, irá todo bien —me extendió su mano afable, como un gesto cariñoso—.
—Gracias —sonrío— Estamos muy contentos, la verdad.
—Mi opinión como médico es que creo que Marta que debería empezar con el tratamiento lo antes posible. Mañana tengo un hueco a las nueve de la mañana, para hacerte un escáner. Aunque las pruebas que me ha mandado tu médico son muy completas, prefiero repetirlas aquí de nuevo y hacer otras que pueden ayudarnos a tratar de fondo el problema. Después, a la vista de las pruebas te acompañaré a la sala de fisioterapia donde conocerás al resto del equipo que te va a tratar y te explicarán cómo van a trabajar contigo. No sé si la doctora Choo tendrá algo más que decir —el doctor Smith se dirigió a su compañera de profesión.
—Las sesiones inicialmente serán los jueves de tres a cuatro y media de la tarde. —mira su agenda.
—En ellas repasaremos cómo está yendo la semana y cómo te encuentras. Después te podrás ir a casa con Carlos. Si en cualquier momento crees que es necesario que nos veamos más a menudo, házmelo saber lo antes posible, así podremos cuadrar el resto de médicos que te vamos a tratar los horarios y los pacientes.
—Muy bien. Estupendo gracias —digo.
—¿Tenéis algún tipo de duda, algo que no les haya quedado claro...? —Pregunta el doctor Smith.
—Yo no tengo dudas cariño —me mira Carlos mientras lo dice.
—Yo tampoco —respondo.
—Entonces, Marta te veo mañana. Os acompaño al despacho de mi secretaria para que terminéis con todo el papeleo. Hasta mañana—el doctor Smith me da la mano para despedirse, noto un hormigueo en los dedos. Y otra vez la mirada intensa del doctor Smith.
CONTINUARÁ
¡Hasta aquí el post de hoy! Espero que os haya gustado esta nueva entrega de "te amo, amor". Espero ansiosa a leer vuestros comentarios :)
Esta espera se me ha hecho eterna pero al fin ha llegado \O/ Me encantó, como siempre. Hoy Marta me cayó malisima, eso no se hace no se mira de esa manera menos cuando estás con tu prometido al lado.... mentiras, nadie se resiste a ese adonis. Y él que muy descaradito también hizo su propio escaneo. Espero con ansias la siguiente entrega.
ResponderEliminarBesos.
Hola Isa. Cualquiera se fijaría en el doctor Smith, mejor no preguntamos quién no lo haría porque creo que todo el mundo se quedaría en silencio. Veremos qué da de si este hombre.... Un saludo guapa.
EliminarMe gusta, pero tengo una duda:
ResponderEliminar"—Buenos días mi nombre es Lucinda Choo —Dijo mientras me tendió la mano"
¿Quién? porque lo he leído varias veces y en ningún momento se habla de otra persona en la sala (al menos en este capítulo) es como si fuese evidente y no lo es, en lugar de dijo mientras me tendió la mano yo hubiese esperando un "se presento la otra doctora que estaba en la sala" o cualquier aclaración sobre de donde salió esa persona , no se si me explico xD lo he leído una tercera vez por si me he saltado alguna parte pero no :S
Hola Estefanía, tenías razón, cuando lo escribí y lo repasé no me había dado cuenta, se me pasó. Ya lo he cambiado. Muchas gracias por decírmelo, eso demuestra que eres una lectora muy atenta. Un abrazo guapa.
EliminarGracias por la nueva entrega !!! Veremos como evoluciona el tratamiento....y la relación médico-paciente.
ResponderEliminarUn beso !
Hola Maribel, veremos cómo lo hacen... Os mantendré puntualmente informadas todos los viernes :). Muchas gracias por comentar. Un abrazo.
EliminarDios me encanta que hayas elegido a Sandra Oh como doctora, fui super fan de ella (cristina) en Anatomia de Grey :D
ResponderEliminarMe está encantando la historia. (Soy Lorenna desde el nuevo blog :p)
Besos guapi.