En el capítulo anterior
Carlos baja primero las escaleras sin hacer ruido y a continuación yo, siendo más ruidosa. Me he puesto un jersey nuestra coartada es que vimos a unos vecinos que llamaron a la puerta sin tocar el timbre y que Carlos salió a hablar con él, como vi que también estaba su mujer subí a por un jersey para hablar con ellos y se nos ha pasado el tiempo sin darnos cuenta. Sí, la excusa no puede ser más mala, ni yo misma me la creería.
—Good bye! -dice Carlos en voz alta mientras abre la puerta sigilosamente y la cierra de un sonoro portazo.
—¡Hombre chicos si ya estáis aquí! —dice mi madre.
— ¿Y las cervezas? —pregunta mi hermano.
—No disimuléis chicos —sentencia mi hermana —, sabemos que habéis estado follando como conejos arriba.
—¡Daniela! —exclama mi padre —¡No les hables así!