Segunda mitad del final de te amo, amor

13.6.15


—La peor — se acaba la copa que había pedido de un trago. Se alisa el vestido, se pone un poco de brillo de labios y Daniela en el estado más puro se acerca hacia donde está Ryan con unos amigos. Empieza a contonearse provocativamente delante de él, y mi médico, que además de ser buen médico tiene un radar que no falla rápidamente la mira y se acerca a ella, le susurra algo en el oído y rápidamente veo como mi hermana se agarra a su cuello. Empiezan a bailar de una manera tan pornográfica que no dudo que acabarán en el baño liberando tensiones.


Unos días después




CARLOS

Hace unos días que volvimos a Madrid. ¡Que alegría volver a casa! y con Marta totalmente recuperada. La vuelta en el avión de la mujer de mi vida y su secuaz (su hermana) fue entre cansancio, dolores de cabeza y gafas de sol incluso cuando las luces de dentro de la cabina del avión estaban apagadas. Conseguimos coger el avión de milagro. Marta llegó a las nueve de la mañana con los tacones en la mano y con un olor a alcohol que secaba hasta las plantas. Tuve que ayudarla a salir del taxi después de pagar al conductor. La cogí en brazos y a continuación rodeó sus piernas alrededor de mi cintura. No me resistí y le seguí el juego, la llevé a la ducha, la desnudé y entré con ella, conseguí salir rápidamente mientras abría el grifo de agua fría para espabilarla. El calentador estaba apagado y cuando quiso salir no la dejé, mantuve con todas mis fuerzas la mampara de la ducha cerrada. Una legión de improperios salían por su boca en español y en inglés mientras gritaba a pleno pulmón. Despertó a todos, y de nuevo, y como es típico en esta familia se montó un circo. Mis suegros lejos de abroncarme comenzaron a reírse lo que enfureció aún más a Marta. ¡Como les adoro...! 
Su hermana, llegó tres horas antes de que saliera nuestro avión de regreso a España. Con el vestido de la noche anterior, y con una sonrisa que no le llegaba a los ojos. Estaba claro que había dormido con alguien. Marta me confesó horas más tarde cuando estábamos en el segundo avión de vuelta a Madrid, me dijo que la noche anterior había visto como Daniela empezaba a bailar con el doctor Smint y que a la hora de estar bailando con él mientras no paraban de provocarse mutuamente salieron de la mano dirección a un hotel. ¡A ver si va a resultar que entre Daniela y el doctor Smint podría haber habido una historia de amor...! Imposible, esos dos solo sienten con su entrepierna.

Respecto a Marta y a mi, ya hemos vuelto a la normalidad. Hace días que estamos aquí, hemos acabado con la mudanza y hoy es el día P. Le voy a pedir que se case conmigo de nuevo, tengo un nuevo anillo para ella. Esta vez si me dice que no, no va a poder escaparse.



MARTA

Carlos lleva unos días muy misterioso. Me ha pedido que me ponga la ropa que a su juicio mejor me queda, un vestido de algodón rosa de flores con cuñas marrones de tiras y por supuesto, indispensable , una sonrisa. Le haré caso. Creo que me va a pedir que me case de nuevo con él, ya es la segunda vez que lo hace y está como aquel día en el que dimos el espectáculo en el restaurante. ¡Cada vez que lo pienso me muero de vergüenza y me rio a partes iguales! Aunque sea nuestro restaurante favorito, todavía no hemos tenido el valor de volver.

Conduce seguro en dirección a la sierra, en un desvío de la carretera me pone un antifaz y me ayuda a ponerme una chaqueta de punto. Sigue conduciendo y yo voy feliz. Sí me va a pedir que me case con él, seguro que ha reservado una casa rural.

—Ya hemos llegado. Espérame aquí.

—¡Claro! Pero antes te falta una cosa —entiende perfectamente a lo que me refiero y me da un beso. 

El sonido del motor cesa y oigo como se quita el cinturón de seguridad, por el ruido que hace sé que va a la parte de atrás del coche y suenan bolsas. Está claro, ahí debe llevar la ropa y unas flores lo sé porque el olor que desprenden llegan hasta mi pituitaria.
Abre la puerta del copiloto y me agarro a su cuello cuando él me coge por la parte de atrás de las rodillas y pone su mano en mi cadera para sujetarme.

—Estás más fuerte que hace unos meses. El gimnasio te ha sentado muy bien.

—Zalamera —me besa de nuevo.

—Te amo —no me resisto a decirle.

—Y yo a ti, amor —me responde y de nuevo las mariposas por la anticipación vuelven a mi estómago. Una puerta se abre y me deja en el suelo algo inestable, mientras la estructura en la que estamos empieza a despegarse del suelo. ¿Pero no se supone que íbamos a una casa rural? Que raro todo. No me destapa los ojos y empiezo a preocuparme. Esto no me lo esperaba.

—¿Puedo quitarme ya el antifaz?

—¡No!

—¿Y se puede saber donde vamos?

—Al cielo.

—¿Como que al cielo?

—Espera dos minutos, ahora lo entenderás.

—Un minuto cincuenta y nueve, uno cincuenta y ocho, uno cincuenta y siete... —empiezo a contar como una niña pequeña.

—Ya.

Me destapa los ojos y veo que estamos en un globo aerostático, la sierra está a nuestra espalda y desde esta altura se ve Madrid de fondo. Más que nunca en este momento cobra sentido la frase que dice "de Madrid al cielo".  Veo que Carlos ya no lleva la chaqueta de lana de antes, sino una americana mucho más elegante, la que le regalé hace unos meses junto con la camisa, los pantalones y zapatos que le compré. Esto es muy romántico. Él se ha vestido a mi gusto sin decirme nada y yo al suyo. ¡Me encanta!

—Marta —interrumpe mis pensamientos.

—Quiero decirte que estos años a tu lado han sido los más especiales de mi vida y estos últimos meses nuestra gran prueba de fuego. El primer día que te vi me impresionaste, tan sencilla, elegante y correcta. No demostrabas demasiado tus sentimientos casi pétrea, pero tierna, dulce, y sobre todo una gran persona. Me enamoré de ti sabiendo que era irremediable que lo hiciera y no me sentía a la altura de ti, creo que nunca seré suficiente para ti. Siempre cometo errores.

—Ni se te ocurra decir eso, eres perfecto para mí.

—Déjame terminar cariño, que he ensayado mucho frente al espejo —nos reímos.

—Como te iba diciendo... Mierda, que nervioso estoy...

—Carlos que te lías —le reprendo cariñosa.

—Quiero seguir cometiendo errores toda mi vida si tú estás a mi lado, pero quiero más —se arrodilla y el globo no se mueve, está amarrado al suelo. Saca una cajita de la americana —. Marta, ¿te quieres casar conmigo? —Empiezo a llorar de la emoción y le doy unos segundos de margen, no puedo hablar todavía.

—¡Síiiiiiiiiiiiiiiiii!—grito mientras me pone el anillo en el dedo torpemente y me abraza.  Nos fundimos en un beso eterno. ¡El primer beso de casi prometidos!. Se agacha y coge un ramo de flores que hay una esquina de la cesta.


—Para ti —dice mientras me las da —. Ahora saluda a las cámaras, tus padres y los míos, tus hermanos y nuestros amigos han visto todo. Este momento lo hemos retransmitido en streaming.

—¿Así que todo el mundo lo sabía, menos yo y no me has pedido permiso? —se pone blanco.

—Es un enlace privado... —se defiende.

—Ya lo sabía, tonto...

—¿Ves esa casita que hay en ese claro del bosque? —señala a unos cien metros en línea recta a donde estamos, solo que en el suelo. Veo que hay un camino de pequeñas velas iluminado que llega hasta la casa.

—Sí.

—Están todos ahí.

—¿En serio? —asiente con la cabeza mientras me sonríe y apaga las cámaras y los micrófonos —¿Y si te hubiera dicho que no?

—No habríamos bajado hasta que me hubieras dicho que sí —afirma muy serio.

—Te amo, amor —le digo a escasos centímetros de su boca y me cuelgo de su cuello.

—Te amo, amor —me responde y nos fundimos en el segundo beso de prometidos.

Nos queda toda la vida para darnos besos como este, perfectos. Mi perfecto hombre imperfecto, resultó ser más perfecto que el mejor de los príncipes de los cuentos infantiles.



FIN




---------------------------------------------------------------------------------------


Antes de nada, gracias. Gracias por leer esta historia. He sido muy feliz escribiéndola, pero tuve que acabarla porque sentía que no tenía más que contar, no quería alargarla innecesariamente y tampoco quería que Daniela y Ryan se convirtieran en protagonistas de la historia. Me los imagino como personajes muy potentes, que necesitan su historia y que fácilmente podían haber diluido a Marta y Carlos como protagonistas, y eso no lo quería bajo ningún concepto.

Ryan Smith y Daniela tendrán su historia de eso no tengo duda, ¿cuándo?, no creo que tarde mucho en empezarla y sé que la publicaré por aquí, pero no lo sé con exactitud. Me consta que Ryan no os gusta demasiado, pero quiero que os enamoréis de él y por eso necesito un tiempo para pensar e imaginar bien los argumentos ;-) .




Por último:

"Te amo, amor" ha sido mi pequeño homenaje a los hombres normales. Hombres buenos, sencillos y alejados del prototipo del hombre de revista. Gracias por querernos tanto, por dejarnos alas para volar y raíces para estar a vuestro lado, sin obsesiones ni traumas siendo simplemente vosotros mismos "perfectos hombres imperfectos".

Como no, esta historia también va dedicada al sr. Romanticón por hacerme vivir la mejor historia de amor que pueda existir, la nuestra. 








3 comentarios:

  1. Si después del momentazo me entero de que lo ha estado viendo todo el mundo me lo cargo xD
    Pero necesito la historia de la hermana ajjaja quiero que le ponga las pilas al idiota xD

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias por haberla compartido.
    Realmente, el personaje de Carlos me ha enamorado. Es perfectamente imperfecto, y mucho más real que muchos otros hombres que hemos conocido en novelas.
    Un beso !

    ResponderEliminar
  3. Que precioso final!!! Es cierto lo que dices, es un homenaje a los hombres normales. Gracias por compartirlas y felicidades por una mea cumplida. A la espera de la siguiente ;)

    ResponderEliminar