Cuatro años de carrera, dos másteres, tres trabajos finales, ocho meses de prácticas en despachos, para que llegara este día, ése que llevaba esperando desde que el 15 de septiembre de 2009 entrara por primera vez en las aulas de la facultad de Derecho de la UAM.

Aquel día todo eran nervios por la nueva etapa que comenzaba, por fin se veía la luz al final del túnel de tantos años de estudio, la mayor parte del camino estaba andado y ahora solo quedaba hacer la carrera y listo... Bendita inocencia la mía...
No tardó mucho tiempo en llegar a nuestros oídos una noticia que temíamos "íbamos a tener que hacer un curso al final de la carrera". ¿Un curso? ¿Después de cuatro años de estudio? Los de licenciatura también tendrían que hacerlo, ¿verdad? Tras diversos bandazos coincidentes con el cambio de Gobierno, o de tiempo ¿quién sabe?, empezó a tomar forma el asunto. Se decía que también iban a tener que hacer el máster los de licenciatura, ¿pero qué invento es ésto? Si tenían que hacerlo ellos, ¿por qué no lo hacían los del año anterior también?
Las turbulencias en el mundo del Derecho llegaron al punto que se publicó que el examen final nacional no tendríamos que hacerlo los estudiantes de Grado cuando una Directiva (una norma de obligada adaptación a la legislación de cada país) de la Unión Europea así lo exigía... La alegría duró muy poco, en 2014 la primera promoción de graduados hicieron el examen... Y qué examen...Difícil no, lo siguiente. Mi más sincero respeto y admiración por los compañeros que aprobasteis ese año.