Sí, siempre fuiste tú

26.3.20

¡Hola, hola!


Este post es el que más ilusión me hace escribir en años. Por fin, puedo decir que la historia de Roberto está acabada. La corrección casi lista y también la portada. Este proceso me llena de ilusión porque dentro de muy poco llegará el día en que la historia salga de mi ordenador y ya podáis leerla.


En Ojalá no fueras tú descubrimos a Roberto un tipo bastante seguro de sí mismo e independiente, que no se replantea nada demasiado y sobre todo muy práctico. Cristina llega a su vida y pone todo del revés, le influye hasta el punto que los axiomas inalterables de su vida quizás puedan llegar a dejar de ser tan inamovibles, y se asusta. Sí, os confirmo que estoy hablando del mismo personaje, el que en Ojalá no fueras tú era una especie de Indiana Jones con toga que no temía a nada ni a nadie. ¿Por qué se asustará tanto Roberto? ¿Qué tendrá Cristina para ser tan influyente?

Pero no están solos, Sí, siempre fuiste tú tiene muchos más personajes que influirán de una manera u otra en los protagonistas. Zeus, Cleo, Darío, Rocío, Carla, Victoria, Andrés, Patri, Rosa, Sandra... Algunos os sacarán más de una sonrisa y otros los querréis perder de vista los más rápidamente. Y no me puedo olvidar de Jon y Laura. 

Reconozco que al ser los protagonistas de mi primera novela publicada tengo una especial debilidad por ellos. Ellos aparecen en la historia en un plano distinto porque ya tuvieron su "felices para siempre", pero tienen su importancia, especialmente este último. Creo que Jon os va a sorprender mucho, especialmente en una escena. 

En Sí, siempre fuiste tú encontraréis un poco de todo: momentos duros aderezados con otros más divertidos, escenas que os harán contener las lágrimas y otras que os pondrán los ojos de corazones. Solo espero que si le dais una oportunidad, ojalá que os haga soñar con los ojos abiertos.


En el siguiente post la portada y la sinopsis ;-).

Consecuencias positivas del coronavirus

22.3.20

¡Hola, hola!

El título a priori puede parecer polémico, pero me explico. 

Vivimos en una sociedad acelerada, en la que el tiempo (lo que somos y de lo que menos disponemos) es un bien intangible de lujo y de repente, esa vida llena de estrés agobio y prisas, salta por los aires.

No, no voy a hablar de que la cara negativa es que mucha gente se ha quedado sin trabajo, y probablemente habrá mucha más, o que los autónomos lo van a pasar mal los próximos meses. Tampoco de la pérdida de vidas humanas que son irrecuperables, y el drama de las familias de no poder despedirse de sus familiares. Todo eso lo vemos constantemente en la televisión y redes sociales, y yo no he venido a hablar de ello. Quiero quedarme con lo bueno que también lo hay.

Llega un bicho, que no lo vemos, que no sabemos dónde está y nos obliga a pegar un frenazo en seco. China ha estado totalmente parada durante dos meses. El todopoderoso Trump que al principio, y hasta hace nada, recomendaba hacer vida normal, ha pasado a decir lo contrario. Nueva York empieza a dormir por las noches y a Venecia vuelven los delfines. A muchas empresas en las que el teletrabajo era cosa de ciencia ficción se ven obligadas a marchas forzadas, a instaurarlo y los trabajadores nos vemos obligados a aprender a trabajar desde casa. 

Este confinamiento, este frenazo en seco de la espiral de estrés puede servir también para muchas cosas: desarrolla nuestra imaginación:

- Los padres que habitualmente no tienen tiempo para estar con sus hijos, les obliga a estar más tiempo con ellos, a hacer los deberes, a jugar. Pueden disfrutar, de lo que hasta hace una semana era un lujo. 
- A los deportistas y a los que hacen deporte por obligación, a que en realidad se puede entrenar desde casa, aunque sea más divertido al exterior. 
- A los amigos que ahora no se ven, a hacer quedadas virtuales, a valorar la suerte de estar en este siglo y no hace unos años antes, y al menos poder verse. Las charlas ya no tienen comida compartida de por medio, ni abrazos, tampoco vemos nuestros gestos, ahora todo es a través de una pantalla con pijamas de por medio. Eso nos lleva a conocernos más. 
- Las parejas que no viven juntas, aprenden a valorar esos ratitos robados a la vida cuando se veían y echarse aún más de menos. A los que viven juntos, que a lo mejor esa persona no es la adecuada o en cambio a confirmar lo que sientes y a querer más a tu pareja.

Esta situación nos ha convertido en más miedosos y responsables. Ya no hay abrazos, ya no hay besos, ya no hay gestos de cariño, aprendemos a valorar más la suerte que teníamos de poder ir a ver a nuestros mayores. Nos descorazona, pero por ellos, para protegerles y hacerlo también nosotros, tomamos conciencia de la importancia de las pequeñas cosas. 

Este encerramiento nos da la oportunidad para ponernos al día con todas las películas de Netflix, para leer, ver una película y nos da tiempo a aburrirnos.  

Ya no hay prisas por evitar coger el ascensor con los vecinos, ni conversaciones forzadas de ascensor. Por las noches quedamos con ellos a las ocho de la tarde para aplaudir a los héroes de uniformes blancos y verdes. Y ya que estamos, nos ponemos unas canciones. Nos convertimos en vecinos de verdad y compartimos un rato al día, que se convierte en nuestro espacio de libertad. Ese momento nuestro que un virus no nos ha podido arrebatar. Agradecemos también a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado su trabajo y nos alegramos de que sancionen a quien se saltas las normas porque esto va a en serio.

Me encantaría salir un rato a la calle para despejarme. Notar el sol en mi piel y el aire deslizarse entre mis dedos. También poder dar un paseo por el parque y por el campo, oler a la naturaleza, las flores. Me encantaría abrazar a los míos y quedar para tomar una cerveza. Pero no es posible. No, y por eso ahora valoro más todas esas cosas que consideraba normales. 

Puede que el planeta harto de que lo contamináramos, haya decidido que o parábamos o nos paraba y se nos ha acabado el tiempo.Tomemos estos momentos como oportunidades y valoremos que en realidad, todo lo que de verdad necesitamos lo tenemos a nuestro lado. 

Feliz domingo de clausura ;).