Encuesta fugaz.
14.12.20
Así soy yo
10.12.20
Yo soy yo y mis circunstancias.
Que no te engañe mi
sonrisa, ni mi vitalidad para llegar hasta aquí ha habido muchas lágrimas,
mucho dolor y muchos fantasmas con los que he luchado cuerpo a cuerpo día a
día.
Saldré adelante porque
durante el camino aprendí a enfrentarme a ellos y a ver que en realidad, en su
mayoría no eran más que pensamientos puñeteros que yo misma creaba
inconscientemente. Aprendí que tengo un doctorado cum laude en autoboicotearme.
Os aseguro que nadie me ha hecho tanto daño como yo misma.
¿Cómo lo superé? No lo
hice sola y no fue nada fácil. Me muchísimo reconocer que necesitaba unas manos
expertas que me ayudaran a poner fin a esas inseguridades que me machacaban día
a día. Durante muchos años arrastré la pesada carga que llevaba mi conciencia y
no veía salida. Estaba atrapada en pensamientos nocivos que por no ser muy
importantes: "no vales para nada", "pero mira que eres
torpe", "eres tonta", nunca vas a tener amigos, "en cuanto
sepan cómo eres no te van a querer" y muchos otros que todavía hoy de vez
en cuando me acompañan, pero que al ser conscientes de ellos trato de compensar
con otros muchos más saludables.
Mi psicólogo me hizo enfrentarme al espejo de quién era realmente. No os voy a negar que ese momento fue incómodo para mí y tuve miedo. El reflejo del espejo me devolvió una imagen de mí que no conocía, era como si en realidad yo fuera una extraña: me vi débil. Hasta entonces creía que tenía controlados todos esos pensamientos y que era normal estar siempre diciéndome a mí misma esas cosas. En mi diccionario no cabía otra palabra que fortaleza, creía que era capaz de tirar para adelante pasara lo que pasase. Obviamente era mentira, pero no lo sabía. Fue una sensación muy chocante y me costó aceptarla porque me había pasado veintimuchos años de mi vida sin conocerme, pero a la vez le dio sentido a muchas cosas. Entonces decidí quererme más a mí misma, alejarme de aquello que me hacía sentir una persona que no tenía valor y centrarme en dar pasitos pequeños. El sol poco a poco se fue abriendo en el horizonte sin darme cuenta y cuando por fin estaba bastante mejor y fui consciente de mi cambio (varios meses después de empezar la terapia) comenzó a brillar con más fuerza que nunca. Volví a encontrar el rumbo, o mejor dicho lo encontré por fin.
Como es normal, aun
estando bien, también tengo mis días malos, pero los controlo mucho mejor que
antes, ya no pienso que es el fin del mundo por cualquier cosa porque de lo que
estoy segura es que tras ellos vendrán otros mejores. TODO PASA.
Y esta es parte de mi
historia. Nada extraordinario, pero real.
Así soy yo, simplemente
Bea.
Treinta y uno y más.
3.12.20
No sé vosotros, pero mi sensación es que el tiempo cada vez pasa más deprisa. Quizás sea el que ya de por sí cuanta más edad vas cumpliendo todo parece coger más velocidad sumado a que la sociedad de, permitidme la expresión, de usar y tirar, nos obliga de alguna manera a ello.
Estamos en la era de la inmediatez, la del olvido fácil y la
del trabajo aún más rápido. Los resultados los queremos ya, no mañana, ni
pasado, sino ya. Primamos la cantidad a la calidad, el ahora al poco a poco, el
destino al viaje... Resultados, resultados, y resultados y si pudo ser ayer
mejor que ahora o mañana.
Probablemente tú que me estás leyendo pensarás que este año
ha sido nefasto y no has hecho nada importante. Según escribo estas palabras me
doy cuenta de que yo misma hace unos días hablaba con una amiga y llegamos a la
conclusión (ahora veo que errónea), de que 2020 no contaba porque realmente
este año había sido un año en blanco. ¿En blanco de verdad?
No, no ha sido un año en blanco, ni vacío ni absurdo. Ha
sido un año en el que hemos tenido tiempo, pero tiempo de verdad. Acaso tú, que
me estás leyendo, ¿no echas un poquito de menos tener más? Dejemos de lado la
pandemia y la crisis económica que se
avecina. ¿Pero no echas nada de menos el poder pasar más tiempo con tus hijos,
con tus padres, leyendo, o haciendo chorrocientas videollamadas con tus amigos
que antes veías más que ahora las medidas se han relajado?
Este 2020 para mí ha sido muy buen año y a la vez malo, ahí radica su peculiaridad. No quiero lo mal que lo he pasado en muchos momentos, pero a cambio, pude estar más tiempo con mis padres, para hacer cosas que me gustaban, me puse (y creo que todos), nos pusimos de acuerdo con nuestros vecinos en salir a los balcones a aplaudir a los sanitarios, y a tener rutinas en una jaula llamada casa, que no podía ser un mejor lugar. También me he vuelto más selectiva y además, ¿por qué no? He podido terminar tres novelas. Sí, tres. Si me llegan a decir esto último hace solamente diez meses habría pensado que mi interlocutor no estaba bien de la cabeza.
Y así ha sido mi 2020, el año en el que tenía 30 años, y que ha estado lleno de momentos llenos de contrastes buenos y malos. En mi caso sé que son más de los normales, pero este maldito bendito 2020 me ha hecho crecer, aprender a enfrentarme a mis miedos y a pérdidas; a sobreponerme y a sonreír aunque no hubiera ganas, a mirar al futuro sin olvidar que estoy en el momento presente.
No sé lo que me deparan los treinta y uno que justo hoy cumplo, pero a los treinta les despido con una sonrisa llena de lágrimas. Así ha sido mi año.
¿Cómo ha sido el vuestro? Os leo si me lo queréis contar J.
Un abrazo.